Escepticismo criminológico se fuga

Voy a relatar una curiosa experiencia, que empezó en septiembre cuando encontré un blog llamado escepticismo criminológico, en donde una autodenominada experta en la materia llamada Elvira, exponía sus elucubraciones sobre el conocido caso Mccann. A pesar de que los detalles de la investigación judicial no era el aspecto que más me interesaba de este asunto, aquello inicialmente prometía. Y, en efecto, el blog terminó siendo en sí mismo todo un espectáculo.

Una parte de los escritos de la tal Elvira eran exposiciones razonadas, especiadas con un oportuno didactismo casero. En sentido contrario, otra parte de sus post traslucían una inestabilidad que rayaba en lo grotesco, oscilando entre un poco de memez y un bastante de malos modos. Aunque los dos estilos eran dispares, tenían en común el esfuerzo por hacerse entender, cada uno a su manera, y cierta descortesía hacia la ortografía.

Presuntamente, al personaje lo sostenían diferentes manos, y todas pusieron pies en polvorosa debido, supuestamente, a la avalancha de visitantes, a la cantidad de comentarios que se enviaban, a que el tema estaba agotado o a que dio un giro inesperado. A saber. El caso es que el blog desapareció de golpe y porrazo, siendo declarado por sus asiduos en tocata y fuga.

En mi opinión, escepticismo criminológico murió de éxito. Un éxito que se fue fraguando en su trastienda, en donde surgió un espacio con tiempo propio, que empezó a caminar por los andenes del blog al margen de lo que Elvira pudiese escribir o no. Por esta razón, creo, se aguantaron impertinencias. Un blog se va habitando con momentos compartidos y en autoría coral. No comprender este principio, es terminar mal.

Lo más interesante de todo fue, sin duda, la implicación que suscitó. En realidad, llegó un momento en el que los comentaristas y sus diferentes enfoques se convirtieron en los auténticos protagonistas y autores del desaparecido blog. Había allí para todos los gustos, desde los que aportaban elaboradas hipótesis hasta los insistentemente morbosos, pasando por un variopinto surtido de espontáneos investigadores que saltaron al ruedo con la muletilla del caso Mccann. Todo ello alimentado por la locura de noticias que a diario aparecían en los medios.

No deja de resultar irónico que escepticismo criminológico haya acabado como empezó: con misteriosas desapariciones, una desgraciadamente real, la otra por fortuna solo virtual.

He dejado un post que contiene uno de mis comentarios en el esfumado blog. Intenta reflejar en clave de humor lo que allí percibí.

Saludos para todos. Y un abrazo especial para aquellos con los que compartí momentos de escepticismo.

Commentariat sin fronteras